La crisis social e institucional del 2001 en la Argentina visibilizó nuevos fenómenos culturales que implican una redefinición del denominado campo cultural. Pudimos observar que la producción cultural no se limitó a los espacios tradicionalmente dedicados para ello y que emergieron nuevas formas de público. Si en la modernidad la esfera pública de la cultura urbana estaba asociada a la presentación del hecho cultural en teatros, cines, salas para conciertos de música, museos., en los últimos años nos encontramos con nuevos espacios y nuevas formas de presentación de los hechos culturales. Casas abandonadas, fábricas recuperadas, el espacio urbano: el acontecimiento cultural no requiere de un lugar particular, ya que es un rasgo de la sociedad contemporánea la estatización de la vida cotidiana. . Este proceso de expansión no sólo se debe a cambios en las concepciones del quehacer cultural, a nuevos modos de posicionamientos de los creadores culturales, a una presencia creciente en términos cuantitativos de artistas e intermediarios culturales, sino también a la emergencia de nuevas significaciones del arte en relación a los procesos sociales y también políticos.. Partiendo de un marco conceptual derivado de las ciencias sociales pretendemos desplegar en este libro, tres dimensiones desde donde pensar estos nuevos fenómenos del campo, su vinculación con la esfera pública, una nueva manera de autopercepción de los productores culturales en relación con la sociedad, el cuestionamiento como la consolidación de espacios institucionales para el desarrollo del hecho artístico. En ese sentido este libro propone una mirada de un complejo entramado que constituye la cuestión cultural de los más importantes centros urbanos, a partir del cual pretendemos generar elementos de análisis de las nuevas formas que adopta el campo cultural, los cuales permitirían repensar formulaciones de políticas culturales.
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